(Por Eduardo Madroñal Pedraza) Los pueblos de este planeta no somos expertos en enfoques geopolíticos ni en análisis geoestratégicos, pero queremos un nuevo mundo próspero y pacífico. Parece que estamos en un período de transición entre un mundo unipolar y uno multipolar. Las amenazas de la superpotencia estadounidense crecen ante su inevitable ocaso. Y sus saqueos nos empobrecen, y sus guerras nos matan, nos hieren y destrozan nuestros hogares. Pero no solo resistimos, sino que avanzamos. Avanzamos en las luchas por la redistribución de la riqueza mundial y por la paz en nuestro planeta. Avanzamos como pueblos y como países.
Los BRICS, expresión del avance de los pueblos
El grupo de países BRICS fue creado en 2006 por Brasil, Rusia, India y China y se formalizó en 2009 con la inclusión de Sudáfrica. En 2024 se han incorporado al grupo Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán constituyendo lo que se ha dado en llamar BRICS+.
Estos países representan el 44% de la población mundial, así como sus recursos naturales y su producto interior bruto (PIB) global. El grupo de naciones BRICS+ representa más de un tercio de la producción económica mundial (el 36%), y su producción combinada es notablemente mayor que la de las economías del Grupo de los Siete (G7) (Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido).
Además, los BRICS han creado instituciones financieras como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), también conocido como el Banco de Desarrollo BRICS, y así poder proporcionar financiación para proyectos de desarrollo en los países miembros y en otras economías emergentes y en desarrollo. El Banco de Desarrollo BRICS es una alternativa directa al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que están bajo el dominio de la superpotencia estadounidense.
Los BRICS ya no son una alternativa hipotética al actual orden unipolar. Son un nuevo orden internacional emergente que -radicalmente distinto al que defiende la superpotencia estadounidense- se basa en los principios de soberanía nacional, prosperidad común y equidad antihegemónica. Y eso es bueno para nosotros los pueblos del mundo.
La histeria trumpista de la superpotencia en su ocaso
El desarrollo de los BRICS+ está creando las condiciones para romper el dominio monopolista financiero del dólar en las transacciones económicas mundiales, y avanzar en el proceso de desdolarización del sistema financiero internacional y el nacimiento de otro sistema en el mundo de las finanzas capaz de organizarse de una forma cooperativa entre todos los países, sin la hegemonía estadounidense, basado en el respeto a los diferentes sistemas sociales y políticos de cada país.
Por ello, Trump, presidente electo de Estados Unidos, ha amenazado con imponer duras medidas contra los BRICS si deciden crear una nueva moneda para las relaciones comerciales comunes. Ha amenazado con un arancel del 100% a las importaciones si sus países deciden impulsar una moneda común.
La moneda común es una de las grandes iniciativas de los BRICS. Su objetivo es reducir la hegemonía del dólar en la economía mundial. La amenaza de Trump con los aranceles lanza un mensaje a China. Busca dividir a los BRICS y frenar los intentos chinos de desafiar la hegemonía económica de Estados Unidos. Sin embargo, las políticas proteccionistas de Trump podrían -cual bumerán- dañar el poder del dólar a nivel internacional y fortalecer la cooperación de los BRICS para ofrecer una alternativa a la superpotencia estadounidense. Y eso es bueno para nosotros los pueblos del mundo.
Los pueblos queremos unidad, prosperidad y paz
Por lo que no es bueno -para nosotros los pueblos del mundo- que, en la lucha por un nuevo orden multipolar, aparezcan en las potencias emergentes prácticas imperialistas de invadir y agredir a otros países y pueblos. Porque impulsar un nuevo orden multipolar frente al dominante orden unipolar estadounidense debe sustentarse en los principios democráticos del más profundo respeto a la soberanía nacional, la no interferencia en los asuntos internos de los demás países, el beneficio mutuo económico y la coexistencia pacífica, sólo así los intereses de las potencias emergentes y los otros países se abordarán en pie de igualdad.
¡Por un mundo nuevo, pueblos del mundo!
Eduardo Madroñal Pedraza