(Por Eduardo Madroñal Pedraza) Van ustedes a permitirnos que aclararemos antes -en este artículo- el panorama mundial que enfrentamos los pueblos del mundo y, en particular, los europeos, para después -en un artículo posterior- expresemos, sobre el rearme en Europa, una posición clara, bien meditada, a favor de la gente, porque ésta no es una cuestión sólo de política internacional, sino que nos afecta directamente y determina nuestro futuro.
La dictadura mundial de EEUU
¿Cuál es el proyecto de la burguesía monopolista yanqui con la línea Trump y su diferencia con la anterior de Biden? El objetivo nuclear es el cerco a China para impedir su desarrollo económico, al que se añaden los intentos de frenar el ascenso de los pueblos y países del tercer mundo y la irrupción de las potencias que integran originariamente los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Porque, a pesar de su dominio militar, en las últimas décadas está disminuyendo el peso de Estados Unidos en el Producto Interior Bruto (PIB) mundial en comparación con avance de China, de los países del Tercer Mundo y de los BRICS. Como la caída también ha continuado en el anterior periodo de Biden, la fracción ahora en el poder -que representa Trump- de la clase dominante yanqui se ha lanzado a una ofensiva global que podemos calificar de dictadura mundial.
Ahora -frente a la hegemonía planetaria en alguna medida consensuada con sus aliados que ha caracterizado los anteriores periodos- ha optado por una dictadura hegemonista mundial ante su ocaso como superpotencia; acordémonos del periodo presidencial de Bush II que desató una ofensiva militarista mundial (invasión de Irak, etc.).
Los planes agresivos
En lo económico, sus planes son fortalecer la debilitada economía yanqui, recuperándose con un salto en el PIB, concentrando y saqueando todos los recursos del planeta, lanzando una ofensiva contra todos los pueblos y países del mundo; y, como clave, el máximo desarrollo tecnológico frente a China.
Por eso busca el control de los puntos geoestratégicos esenciales de las rutas marítimas para bloquear a China, como son los canales de Panamá y Suez, el estrecho de Malaca y el futuro paso marítimo de Groenlandia; así como la apropiación de materias primas (llamadas “tierras raras”) fundamentales para el desarrollo de la alta tecnología, desde Canadá y Groenlandia hasta el Congo, pasando por Ucrania.
Para ello, utiliza la guerra arancelaria, para arrancarnos la máxima riqueza que le permita recuperarse en el PIB -los aranceles son un arma de chantaje para conseguir condiciones económicas más favorables de sus vasallos vencidos-; y, trata de doblegar políticamente la voluntad de los países dominados. Y en lo militar, un desarrollo al más alto nivel tecnológico, expresado en el proyecto del avión de combate F-47 (llamado bombardero silencioso) con el punto de mira en China.
Alianzas esperadas e impensables
Esta ofensiva global de dictadura mundial tiene en su red alianzas políticas y militares, unas esperadas -como con Netanyahu- y otras impensables -como con Putin- que parecen resucitar el ya fenecido pero famoso Trío de las Azores de Bush; pero que ahora adquiere la siniestra catadura de un “Trío de la Muerte”, un “Trump-Putin-Netanyahu”.
Porque en la actual y volátil situación internacional la burguesía monopolista yanqui está apostando por la alianza esperable con Israel e inesperada con Rusia; con Israel en Oriente Medio como centro de contención de Irán y de control del canal de Suez; con Rusia, de momento, para abrir una grieta en las relaciones ruso-chinas; tratar de que sea un contrapeso a su conflictiva relación con los demás países BRICS, y aprovechar la presión rusa para debilitar y dividir Europa.
Los planes para Europa
Es evidente que la fracción dominante de la burguesía monopolista yanqui pretende cambiar las reglas de juego. Trata de conseguir una disgregación de la Unión Europea imponiendo otro orden en el que EEUU trate por separado con cada país, para que las relaciones de “vasallaje” con Europa sean obligatoriamente bilaterales de cada país con la superpotencia. Para imponerlo está practicando los desplantes, las descalificaciones de sus políticos, y el ninguneo (en las negociaciones con Ucrania), como formas de relación. Al mismo tiempo se apoya en las fuerzas de ultraderecha (anti-UE, proyanquis y prorrusas) como palancas de presión interna, llegando incluso a la injerencia directa en los procesos electorales.
En lo económico, además de los aranceles para enriquecer la economía de EEUU, exige más compras de materias energéticas, y se centra en que la UE pague sus gastos militares pidiendo el 5% del PIB a cada país para compras de armamento de la OTAN, para pagar el mantenimiento de los soldados yanquis estacionados en tierra europea, y para sufragar los bombardeos de Yemen. Pero que en Ucrania revierte en aceptar la invasión rusa con una paz a su conveniencia, para Rusia el Dombás y para EEUU las “tierras raras”.
Eduardo Madroñal Pedraza