(Por Eduardo Madroñal Pedraza) En Estados Unidos las muertes por sobredosis de drogas superan desde 2009 a las causadas por armas de fuego, accidentes de tráfico, suicidios y homicidios. La extensión del consumo de fentanilo -un analgésico sintético 50 veces más potente que la heroína- es considerado el culpable del aumento de las muertes causadas por drogas.
A un siniestro ritmo anual creciente de más de 100.000 personas muriendo por sobredosis, alcanzando ya los 700.000 fallecidos y todo empezó mucho antes de que los traficantes de droga mexicanos se estén enriqueciendo con su venta masiva.
Por ejemplo, en Williamson (Virginia Occidental) -que tenía unos 3.000 habitantes- se llegaron a vender legalmente en sus farmacias 20 millones de unidades de fentanilo entre 2006 y 2016. La gente llegaba desde cientos de kilómetros de distancia para comprar la droga legal.
Desde entonces su uso y su impacto han crecido exponencialmente. En 2016 el fentanilo estuvo detrás del 62% de las muertes por sobredosis en Washington. En 2022, fue la causa del 96% de las muertes relacionadas con el abuso de drogas.
Superpotencia en ocaso a su pueblo deja drogado
Esta drogadicción ha sido manufacturada desde su inicio mediante un venenoso sistema de prescripción médica, encabezado por la farmacéutica Purdue Pharma -cuyos propietarios son la oligárquica familia Sackler- fue la que inició la comercialización legal del analgésico OxyContin, fue la que lo extendió con las técnicas de venta más agresivas, engañando sobre el riesgo de adicción, y así lo convirtió en el principal origen de la epidemia farmacéutica del fentanilo, que ya ha generado la peor mortandad en Estados Unidos entre el sida y la pandemia.
El opiáceo sintético es tan mortífero que es posible morir al ingerir un par de miligramos, una cantidad mínima. En los últimos cinco años, el fentanilo es la principal causa de muerte entre los adultos jóvenes, que mata tantos estadounidenses entre 18 y 45 años como las armas y los accidentes de tráfico unidos.
Antes con Trump, después con Biden -y Harris como su vicepresidenta- no ha dejado de aumentar. Y ahora con Trump seguirá aumentando mientras dejen que los traficantes dominen en el mismo seno de la superpotencia estadounidense la distribución del fentanilo “ilegal” entre su población.
Los estadounidenses introducen fentanilo en su país
Las organizaciones de traficantes mexicanas usan estadounidenses que cruzan fácilmente la frontera cargados de drogas, por ejemplo, en compartimentos secretos en sus coches capaces de transportar varios ladrillos de fentanilo. Cuando llegan a la frontera exhiben su pasaporte de Estados Unidos, explican que a los aduaneros que vuelven a casa, y les dejan pasar.
Desde 2019, México es el proveedor dominante de fentanilo que entra en Estados Unidos, porque los cárteles han elevado extraordinariamente la cantidad, llegando a multiplicarse por 10 en los últimos 5 años. Por ello, México es el origen de casi todo el fentanilo incautado en años recientes.
Pero frente a la mentira del próximo presidente de la superpotencia, Donald Trump, que acusa a los inmigrantes indocumentados de transportar el fentanilo, la verdad es que son camellos estadounidenses.
El mayor grupo de contrabandistas de fentanilo no son inmigrantes clandestinos, son estadounidenses que llegan a través de lugares de entrada autorizados. El 80 por ciento de las personas condenadas por tráfico de fentanilo en la frontera con México son ciudadanos de Estados Unidos.
¿Dónde se fabrica el fentanilo?
Aunque parte de la producción farmacéutica del fentanilo sigue pudiendo desviarse hacia el consumo no recetado, la gran parte del fentanilo que se distribuye ilegalmente en Estados Unidos se fabrica clandestinamente. No está tan claro cuánto del fentanilo que se consume en Estados Unidos se fabrica directamente en México y cuánto, indirectamente como precursores químicos de la droga, proviene de China, India y Singapur.
El Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa distribuyen la mayor parte de fentanilo ilegal y se disputan las rutas de contrabando y el control de la droga en México y Estados Unidos. También los traficantes dominicanos son proveedores en el noreste estadounidense. 800 dólares en precursores químicos por kilo son 640.000 dólares de ganancia.
Eduardo Madroñal Pedraza