(Moisés S. Palmero Aranda, Educador ambiental) Esta semana las noticias, conversaciones y experiencias vividas y por vivir, conducen mi atención al entorno de lo que queda de las Salinas de San Rafael, en Roquetas de Mar. Intentaré explicarlo para no enredarlos en mi confusión.
Comenzamos con la Asociación Hombre y Territorio en una bonita actividad en el Aquarium organizada por los voluntarios de Caixabank para un grupo con visibilidad reducida de la ONCE. La resumiré como un momento mágico para preservar la esperanza de que un mundo diferente es posible.
Al terminar aprendí que con la luna llena de junio, y si la temperatura del agua está a unos 18º, se produce, solo una vez al año, uno de esos eventos increíbles, maravillosos y preciosos que demuestran lo insignificantes que somos, el gran desconocimiento que tenemos de nuestro entorno, y la belleza de la naturaleza.
Es la reproducción sexual del coral naranja, una especie endémica del Mediterráneo, catalogada como vulnerable, y con grandes amenazas, todas causadas por nosotros. Pronto lo veremos grabado, porque esta asociación lleva años estudiándola y creando arrecifes artificiales para conservar la especie, multiplicar la biodiversidad del fondo marino, y todo lo que eso conlleva para la pesca, el turismo, la ciencia, la educación, y nuestra salud, la de los mares y el planeta.
Veníamos de tocar, oler y hablar de Posidonia oceánica en el acuario y aparecen las primeras coincidencias. Ambas especies son endémicas, tienen reproducción sexual y asexual, albergan a su alrededor un gran ecosistema, están en regresión, forman barreras y arrecifes para defender la costa, nos dan más de lo que pensamos, y ni siquiera sabemos qué son. A unos los llamamos plantas cuando son animales, y a otra la confundimos con algas cuando son plantas.
Otra de las coincidencias de esta semana es que a Hombre y Territorio, la Junta, le otorgó el reconocimiento de Educación y Sensibilidad Ambiental de los Premios Andalucía y Medio Ambiente. Galardón que compartieron con SERBAL, que nos ha mostrado, desde que se fundaron, junto a otros muchos colectivos locales, la importancia ecológica de la Ribera de la Algaida y las grandes oportunidades que tiene su conservación para la economía de la zona, y sobre todo para preservar y no olvidar nuestro pasado, el origen del pueblo. A las dos, mi sincera enhorabuena.
Siguiendo con las coincidencias, el día de luna llena, si el tiempo lo permite, se hará el último de los muestreos de agua sobre las praderas de posidonia que el Ayuntamiento de Roquetas está haciendo para sensibilizar sobre la importancia de su conservación con AWA Watersports. Actividad necesaria y preciosa, como la Semana de la posidonia presentada esta semana, pero que me devuelve a la cabeza el ecopostureo del que hablé hace unos días, debe ser mi afición de cazafantasmas.
Si lo relaciono con esa frase bíblica de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, es porque el alcalde, Gabriel Amat, mientras sus jóvenes concejales repiten mecánicamente lo escuchado sobre la importancia de conservar las praderas, las playas y la Algaida, se atreve a decir públicamente que “hace mucha faltica un campo de golf en la zona para acabar con el criadero de mosquitos”.
Eso se llama dejarlos con el culo al aire, porque ya se sabe que donde manda patrón, y este es mucho patrón, no manda marinero. Así que ahora, cuando intenten aleccionarnos sobre todo lo que están haciendo para conservar el medio ambiente, no solo nos sonarán a cacatúas, sino que podremos llamarlos, sin que se lo tomen como algo personal, mentirosos, serviles, marionetas y especuladores, porque construir, y cumplir con sus promesas empresariales, es lo único que tiene en la cabeza su jefe y ellos están ahí para mirar, firmar y callar.
A Amat hay que reconocerle muchas habilidades y una inteligencia innata. Liderar un partido a nivel provincial, y gobernar un municipio durante tantos años, no es tarea fácil. Cuando falte, es ley de vida, vamos a asistir a tal escabechina, que Juego de Tronos parecerá cómica.
No hace faltica ningún campo de golf, el tiempo del ladrillo ya pasó. Lo que hace faltica es gobernar con una mentalidad acorde con los tiempos que corren, donde el equilibrio entre economía y medio ambiente sea real, se garantice el agua y la conservación de la naturaleza sea prioritaria.
El día que no haya mosquitos, las praderas de posidonia desaparezcan, y paseemos por Losetas de Mar, nuestra vida será cómoda pero insufrible, y será el final de un tiempo próspero que no supimos aprovechar, los héroes serán los villanos, y las disculpas, sobre las montañas de billetes, no servirán de nada.