(Eduardo Madroñal Pedraza) El jamón nace de nuestras necesidades. El condón nace de nuestros placeres. Argal era una cárnica catalana. Control daba nombre a los preservativos españoles. La empresa estadounidense Smithfield Foods ha comprado el 50,1% de Argal. Ese jamón ya no es español. El fondo estadounidense Linden Capital Partners ha comprado Control. Esos preservativos ya no son españoles.
No compran jamón, compran beneficios
El oligopolio estadounidense Smithfield Foods, al comprar el 50,1% de la conocida catalana Argal se ha hecho con la mayoría del capital, para aumentar sus ganancias en Europa, integrándola su empresa dominante en el sector del porcino, WH Group, primera empresa mundial.
Los anteriores accionistas catalanes -directivos agrupados en torno a Josep Maria Orteu, consejero delegado, y Antoni Escribà, el presidente- se han entregado al dominio estadounidense a cambio de mantener el 49,9% restante.
Argal española -que contaba con explotaciones de producción en Cataluña, Aragón, Extremadura y Navarra- queda así integrada en Smithfield -50.000 empleados en todo el mundo, que integra WH Group, empresa dominante a nivel mundial de la industria porcina.
No compran preservativos, compran beneficios
Los conocidos condones Control ya no son españoles. El fondo de inversión estadounidense Linden Capital Partners -mediante una de sus empresas, LifeStyle- se ha apropiado tanto de la empresa fabricante del látex como de la compañía de venta de los preservativos.
Los preservativos de Control necesitan látex. El fabricante se encuentra en España, exactamente en Alcorcón (Madrid). Se llama Tecnilatex -que funciona desde 1987 y factura unos 10 millones de euros. El fondo de inversión estadounidense -a través de LifeStyle- va a controlar también la comercialización, venta y distribución de condones, juguetes sexuales y geles lubricantes bajo la marca Control.
La operación ha sido comunicada ante las autoridades de competencia de Portugal, que ha establecido el plazo de diez días para hacer observaciones a la operación de compra, por si de ella se derivasen asuntos que implicaran una concentración del mercado. LifeStyle ya se dedicaba a la venta de preservativos, a los que unía geles lubricantes, juguetes sexuales o productos para el cuidado íntimo.
De momento solamente queda elegir entre el Control estadounidense y el Durex británico -del oligopolio Reckitt Benckiser- o conquistar la independencia.
No hablan de lo que realmente nos importa
Para las fuerzas políticas parlamentarias de nuestro país, empezando por el propio gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos (y ahora Sumar) en funciones, la investidura está fuera del marco general internacional y sobre la mesa solo está la amnistía y las demandas que exigen los independentistas por sus votos para investir a Sánchez y que forme gobierno con Sumar de Yolanda Díaz.
También están excluidos del debate los graves problemas que el doble atraco de la inflación y financiero está teniendo sobre la población, mientras bancos y monopolios literalmente se forran y enriquecen a una oligarquía insaciable y al capital extranjero que expolian a la población y las riquezas nacionales.
Los problemas de fondo están más en aquello de lo que no se habla que lo que ocupa la atención para la formación del nuevo gobierno.
La ceguera de nuestra clase política, determinada por anteponer sus propios intereses partidistas y de clase al interés general de la población y el país, lleva camino de llegar demasiado tarde a disponer de un gobierno que aborde con tiempo y serenidad los graves problemas y peligros con los que amenaza el nuevo marco internacional, económicos, políticos y militares.
España comprada en su núcleo financiero
En España, los seis grandes del Ibex35 -Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter y Unicaja- han obtenido un beneficio conjunto en el primer semestre de 12.386 millones, superando así en un 20,2% el mismo periodo de 2022: el Banco Santander ganó 5.241 millones, el BBVA 3.878 millones y Caixabank 2.137 millones.
Pero junto a ellos y por encima de ellos, llueven millones para sus propietarios extranjeros. Los fondos de inversión extranjeros, en primer lugar, estadounidenses -como BlackRock, Vanguard, JP Morgan, Goldman Sachs y Capital Group- pero también europeos -como el noruego Norges Bank, el francés Crédit Agricole y el alemán Deutsche Bank- son los nuevos dueños de la banca española, el núcleo de la economía española.
Estos fondos de inversión extranjeros -responsables de la creciente inflación que nos asfixia, y liderados por los estadounidenses como BlackRock, Blackstone, Fidelity y Vanguard- han obtenido 3.000 millones en un año. Estos grandes capitales de Wall Street no sólo son los principales accionistas de Santander, BBVA y Caixabank, sino que tienen una fuerte y creciente presencia en las principales empresas de los sectores económicos que más están elevando salvajemente los precios e hinchando sus márgenes, como son la energía, la alimentación, el transporte y la hostelería.
Habrá que redistribuir la riqueza
Nos han “vendido” que bajar impuestos es el único camino posible en sociedades de capitalismo desarrollado como la española. Y cuando se propone que grandes fortunas paguen un IRPF del 70%, y los bancos, monopolios y, en particular, el capital extranjero pague un impuesto de sociedades del 50%, se califican estas medidas de “imposibles”, “confiscatorias” o “comunistas”.
Se debe mantener el impuesto de patrimonio a las grandes fortunas, y hay que respaldar cualquier medida que aumente la carga fiscal -ahora muy reducida- que pagan las eléctricas, las petroleras y la banca. Pero estas medidas, incluso algunas más duras, se han aplicado ya en muchos países capitalistas. Y no sólo no se ha “hundido la economía”, sino que han permitido salir de las crisis, como la de 1929, e impulsar largos periodos de crecimiento. Se ocultan los ejemplos históricos cuando los más ricos han pagado, no un poco más, sino mucho más. Hay que ponerlos en la mesa, para volver a aplicarlos hoy.